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Desde el preciso instante en que el monarca español se valió de su verbo afilado para humillar al dictador venezolano, éste empezó a urdir un plan maquiavélico para acabar con el Borbón. Chávez, que por su condición de militar es un experto en estrategia, está decidido a convertir en punto débil la pasión que el rey Juan Carlos procesa hacia el noble deporte de la caza mayor.
Gracias a los petrodólares venezolanos Chávez ha captado para su causa a la manada de osos más malosos del planeta. De las escarpadas montañas de Afganistán llegó la Osa Bin Laden ; del Pirineo Basco, Osu Ternera, de los Picos de Europa, el traidor Ursus Malaleche y del Prepirineo catalán el republicano, Puigcercós (aquí y en la China Popular). En el Amazonas venezolano han sido sometidos a un intensivo programa de entrenamiento terrorista.
Según han revelado fuentes de la interpol, el rencoroso Chávez contrató hace unos meses al más reputado domador de todos los tiempos: Ángel Cristo. No fué fácil, pero otra vez los millones del Petróleo de Chávez sirivieron al mal. Mediante unos generosos sobornos consiguió que los programas del corazón inventaran y airearan una supuesta relación sentimental entre el monarca español y la exmujer de Ángel Cristo, Barbara Rey. Cegado por la rabia y el despecho, el domador cayó en la trampa y se unió al complot magnicida.
El despiste tenía que aprovecharlo uno de los osos para ajusticiarlo mediante un abrazo del oso y, a partir de ese momento, España se convertiría en una república y Chávez habría cumplido su venganza.
Pese haber desarticulado el complot, las fuerzas del orden mantienen la máxima alerta pues Chávez no es de los que se dan por vencido. Diferentes confidentes informan que después de fracasar con la caza mayor estaría organizando un plan B con otros especímenes igualmente atractivos para el monarca: se habla de conejos o de zorras amaestradas.